Territorio: ¿hacia dónde mira Boric?

Marcela Ruiz-Tagle

Esta semana se desarrolló el primer debate presidencial con todos -o casi todos- los postulantes a La Moneda. Para muchos, Gabriel Boric mantuvo en el set el liderazgo que hoy también arrojan las encuestas. Por ello, resulta interesante poner atención al programa del abanderado de Apruebo Dignidad. ¿Qué propone Boric en materia económica y territorial?

Su propuesta es explícita respecto al cambio del modelo de desarrollo, el que conlleva de forma permanente un mayor gasto social en los ámbitos de pensiones, educación y salud, a los que se agregan desarrollo y ciencia, y ciudad. Las fuentes de financiamiento explícitas son tributarias, tanto a través de disminución de la evasión como aumento y generación de nuevos impuestos; más no incrementos de recaudación por mayor actividad o crecimiento económico, aunque sí proyecta un escenario de equilibrio fiscal en un período de ocho años.

Todos los ámbitos propuestos tienen un correlato territorial en el que conectan el proceso de descentralización con materias de equidad y desarrollo económico. Con ese objetivo en mente, plantea otorgar mayores competencias a los gobiernos regionales para entregar soluciones de conectividad, servicios e infraestructura; estructurar el presupuesto de la nación a partir de presupuestos regionales, en los que se prioricen iniciativas en zonas rezagadas (por ejemplo, en materia de déficit habitacional), extremas y / o de alta vulnerabilidad socioambiental (como zonas de sacrificio); y fomentar el desarrollo local a través de parques de innovación tecnológica.

A escala regional, lo anterior se complementa con autonomía financiera, a través de impuestos generados en las propias regiones (particularmente ambientales) y la incorporación de mecanismos de captura de plusvalías ocasionadas por la inversión en infraestructura pública y transporte. Ajustando aún más este zoom, a nivel comunal plantea una reforma al sistema de financiamiento municipal, en particular al Fondo Común Municipal, que permita asegurar un monto mínimo per cápita, considerando recursos adicionales según la complejidad de cada territorio.

La propuesta es clara respecto a materias de autonomía y equidad territorial, incierta respecto a los resultados del fomento productivo y temeraria respecto a la potestad de diseñar y establecer impuestos regionales. A lo que se debe agregar que incorpora en su diseño profundizar la participación ciudadana, a través de referéndum regionales vinculantes para la aprobación de la estrategia de desarrollo regional y en la implementación de grandes proyectos con impacto regional o procesos de evaluación ambiental, con lo que implícitamente modificaría el marco regulatorio actualmente vigente, por lo que el programa que parece más bien diseñado a ocho años de plazo y no cuatro.

Es evidente que los programas de los candidatos con más opciones tienen un impacto. Eso demanda de cada uno de nosotros, los votantes, el ejercicio de observar, analizar y comparar, en pleno contexto de reactivación económica, con amenazantes niveles de endeudamiento / país, y con un clamor ciudadano que exige cambiar el rumbo, sin que quede tan claro quizás hacia dónde.